viernes, 30 de abril de 2010

Que yo no tengo nada que ver



Que no se confunda usted;
haber cómo se lo explico bien;
si aunque yo hable con él,
no se vaya usted a creer,
que yo no tengo nada que ver;
bastante me toca con conocerle,
del cole, los niños y alguna vez,
creo recordar, que traté con él;
nada sin importancia que pueda
temer la consideración de usted.
Fíjese, le voy a ser sincero
por una vez: a mí me utilizan
de carnero para arremeter
contra ésta y aquél,
con lo bien que me cae usted
y lo mal que me cae él.
De verdad, créame si le digo
que donde usted se ponga
que se quiten cientos como él.
Pero aún así todavía veo
que de mí duda, buena mujer,
pues no logro deshacer
su suspicacia y malquerer,
cuando soy todo a sus pies,
beso sus manos
y hasta el culo también.
Perdone usted la confianza,
pero vale más su elevada prestancia
que la dignidad del que justo demanda;
todo sea por su más agraciada gracia,
palabras y maneras de tanta enjundia
que a usted tanto sustancian.
Pero señora, entiéndalo bien,
que ya me duele
la boca de contárselo
a medio pueblo
por enésima vez,
haber si entera, coño,
de una puta vez,
que yo no soy de ese partido
ni amigo de aquél
para que no me contrate usted.

miércoles, 14 de abril de 2010

Ratitas divinas



divinas ratitas,
gordas y redonditas,
parece que no os falta de comer...
Pata Negra.

Madrid. España. 2010.

sábado, 10 de abril de 2010

De Valdeavero su geografía e historia por ser villa muy tranquila y meritoria




X

En 1713, el orgullo herido de los vecinos
les anima a pedir el tanteo del señorío vendido,
pero el Marqués en la Corte enterado,
a capítulo al Concejo de la villa llama,
y los vecinos convenientemente adoctrinados
ante él se desdicen y arredran:

¡Excúsenos, Su Ilustrísima!,
no pretendíamos hacerle mella.
Seis pares de aves y un cerdo
por valor de 200 reales de vellón
son el pago simbólico de la afrenta
para satisfacer cada año al noble señor.

Los ricos hommes hacen del lugar
reposo y morada ociosa,
pero poco rentable y provechosa,
con lo que tarde o temprano han de procurar
los herederos vender a otro noble consorte
con más dinero que linajudo porte.
El Duque de Medinaceli,
de la aristocracia cortesana
lo más florido, rico y gentil,
aparece como señor y comprador,
en 1731 del señorío de Valdeavero
su nuevo procurador.
Por mor de su devota religión
hace pasadizo entre palacio
y la iglesia en lucida comunión,
engalanando el templo
con toda clase de arte y primor.



En 1.773 Martín de Martiarena Zamarquilena,
otro indiano rico llegado a la villa y corte
desde la lejana tierra chilena,
de Valdeavero señorío y vasallaje se adueña.
De Juan de Goyeneche, paisano navarro del norte,
una nueva Baztán en Valdeavero quiere emular,
si bien solo el escudo que hoy el palacio muestra
es lo poco que ha de hacer y quedar.

Los herederos del rico indiano
venden al rico hacendado
de Guadalajara Antonio Hompanera y Enríquez llamado,
en 1.861 Valdeavero a precio de saldo,
de 1 millón de precio tasado
a 400 mil reales de vellón apoquinados.