martes, 7 de octubre de 2014

Mara romillo y tomero

A mi niña Mara
los mirlos le cantan
serenatas por las mañanas,
con sus alas la levantan,
romillo y tomero en grana
llevan junto a su cama.


Con mi niña Mara,
la luz del alba
cabalga muy temprana
por el quicio de la ventana;
prendida deja en su pijama
sueños que la noche velaba.

Niña Mara,
mi luna y lucero,
tomero su piel de nácar,
romillo en sus ojos negros.


Mi niña Mara
se columpia desde la rama
de un pino que es casa
y atril de una cigarra;
al vaivén del viento cantan
la niña y la chicharra.

Niña Mara,
mi sol y mi cielo,
romillo su cara,
tomero en su pelo.


Cuando mi niña Mara
nada en el agua salada,
espuma de corales abrazan
su cabellera irisada;
dorada su espalda tatuada
sobre la hierba y la playa.

Niña Mara,
mi mar y velero
tomero en su falda
romillo en su cuello.


La niña Mara
pinta salamanquesas de plata,
lavandas de añil y rosas blancas,
las paredes de albero encaladas;
en un cofre guarda estrellas encarnadas
para prenderlas cuando el día se acaba.

Niña Mara,
mi vida y anhelo,
romillo su boca,
tomero en los dedos.


Guarda la niña Mara
un dragón en su casa encantada,
de arcilla sus alas quebradas;
cuando llueve, la nariz mojada,
llora y las lágrimas apagan
el fuego de su mirada.

Niña Mara,
mi sueño y mi nana,
romillo si calla
tomero si habla.


Niña Mara,
dulcísima agua amarga,
alma de mi alma
hoy desalmada,
de flores perfumadas
tiene su risa engarzada.

Ludopatías (4)