sábado, 13 de junio de 2009

Desinsectación



No hay más remedio que fumigar el pulguero
o el rascar será afición del pueblo entero.

No hay más remedio que fumigar el avispero
o el picar será temor del vecindario después de febrero.

No hay más remedio que fumigar el arañero
o soñar será pesadilla con la tela de la viuda en duelo.

No hay más remedio que fumigar el trastero
o los recuerdos saldrán de las cajas
cuando estés más al retortero.

No hay más remedio que fumigar el vertedero
o el hedor será el aroma del hogar
cada tarde que nos lo recuerde el ventorrero.

No hay más remedio que fumigar el mosquitero
o los habones nos desquiciarán el verano
las noches con desvelo.

No hay más remedio que fumigar el piojero
o los infantes se examinarán de liendres
hasta el curso venidero.


No hay más remedio que fumigar el tiñosero
o de los cabellos rubios, canos,
pelirrojos, castaños y pilongueros
nos quedarán calvas
de laceradas llagas marcadas.

No hay más remedio que fumigar el gallinero
o la gripe aviar nos castigará
con una peste como en el medievo.

No hay más remedio que fumigar al hechicero
por precaución a que quiera espantarnos
de tantos temores que nos va surtiendo,
como los insectos
que soñara Gregorio Samsa,
un álter ego
de Kafka.

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