Entre siembras y barbechos,
tirando por lo derecho,
agazapado un trecho,
relámpago delante del sabueso,
matacán y galgo viejo,
socios del despecho.
Qué ave extraña
anida en tus ramas
de sauce hueco
y arroyo seco.
Qué ronco viento
orea la piel
y los huesos
del lagarto muerto.
Valdeavero, territorio liebre,
no me amilana ningún brete;
por más que el puerco gruña
y la bicha silbe,
la rabona salta
a poco que te despistes.
Qué oscuro trasunto
lleva a manirrotos seres
de la apariencia creerse
aquello que pretenden
y obligar a su discurso.
Qué frutos de hiel
todavía quedan
por recoger
en tus romas
colinas de espliego y miel.
Valdeavero,
¡ahí va la liebre!
corre, grita, vuela,
antes que el tempero
se hiele,
tirando por lo derecho,
agazapado un trecho,
relámpago delante del sabueso,
matacán y galgo viejo,
socios del despecho.
Qué ave extraña
anida en tus ramas
de sauce hueco
y arroyo seco.
Qué ronco viento
orea la piel
y los huesos
del lagarto muerto.
Valdeavero, territorio liebre,
no me amilana ningún brete;
por más que el puerco gruña
y la bicha silbe,
la rabona salta
a poco que te despistes.
Qué oscuro trasunto
lleva a manirrotos seres
de la apariencia creerse
aquello que pretenden
y obligar a su discurso.
Qué frutos de hiel
todavía quedan
por recoger
en tus romas
colinas de espliego y miel.
Valdeavero,
¡ahí va la liebre!
corre, grita, vuela,
antes que el tempero
se hiele,
se reseque
y muera.
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