viernes, 25 de marzo de 2011

Saudade búlgara (I)

Deslumbra Bulgaria
cuando llegas desde el cielo,
las cúpulas de Sofía,
verde y dorado espejo,
y allí nos esperaban Emil y María.

















Boda zíngara
en la galiana
de la capital,
a la salida,
camino de Rila.

















Entre apretados bosques,
monasterio, aula y santuario,
al cuidado de popes silentes,
jipis de negro sudario
sobre torrenteras transparentes.

En Tárnovo, delicada alcazaba
y calles empinadas,
arbotantes de un tiempo pretérito
que quedó suspendido
en casas al filo del tajo asomadas.
Arbanassi, discreta iglesia
de interior resplandeciente,
ortodoxa Sixtina,
icono continuo y abigarrado
de beatos, santos y reyes.


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